Celebrar con vinos espumosos (II)

En estas fechas decembrinas y sobre todo para año nuevo, lo más común es celebrar con burbujas: ya sean  método tradicional, como el champagne (Francia) y el cava (España), de método charmat, como la mayor parte de los espumosos italianos, o las más simples, pero no menos agradables, las obtenidas por el insuflado de CO2.

Es importante acotar que las botellas de espumante, a diferencia de los vinos tranquilos, están hechas para ser consumidas de inmediato, por lo que no es aconsejable guardarlas, salvo que se trate de botellas milesimadas (millésime en francés) o lo que es lo mismo, botellas con indicación de la añada; de resto, lo mejor que podemos hacer es disfrutarlas a la brevedad.

Otro punto a tomar en cuenta es la temperatura de servicio, la cual debe ser de aproximadamente 4 grados centígrados, por lo que las botellas se deben mantener refrigeradas con anticipación a su apertura.  Y hablando de aperturas de botellas, la misma debe realizarse con precaución debido a la alta presión (entre 4 y 5 atmósferas) a que está sometido el líquido.

Por último, lo más recomendable es usar copas flauta o copas tulipán para el servicio, las cuales se llenan hasta los 3/4 de copa y evitar usar las antiguas copas abiertas, ya que las mismas no permiten el desarrollo del recorrido de la burbuja, que al final, es el gran encanto de los vinos espumosos. 

Acompañar el brindis de fin de año con espumosos es de gran tradición.  Es por ello que alcemos todos nuestras copas y brindemos por un brillante porvenir. 

¡Salud! 


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