Somm, Into the Bottle

Las dificultades que a veces se presentan en nuestra cotidianeidad nos pueden presentar también, oportunidades y esta vez por efecto de las protestas en Caracas tuve que caer en casa de una muy querida amiga.  Luego de sortear un poco la adrenalina, y como resultado de nuestra conversación, acordamos ver Somm: Into the Bottle aprovechando su conexión a Netflix. 

Este documental del año 2015 narra en 10 capítulos, algunos puntos resaltantes y particularidades de la industria vitivinícola y adentra al espectador en un mundo de hermosos viñedos, bodegas subterráneas, copas, botellas que se descorchan durante todo el documental, aromas, enólogos, familias que se han dedicado por generaciones a cultivar la vid y producir vinos. 

El documental descubre al espectador por qué unos vinos son más costosos que otros y concluye que para apreciar un vino no hace falta ser un conocedor, simplemente y como cuando te acercas a una obra de arte, se percibe de una manera distinta si tienes mayor cúmulo de herramientas para apreciarlo. 

El documental también se pasea por zonas vitivinícolas reconocidas como Borgoña, Alsacia, Piemonte, California, Champagne, Valles del Ródano entre otras y va contando poco a poco las historias de viñedos ubicados en estas zonas.  Quizás lo más resaltante es que le pone caras e historias a las botellas de vino, pone en evidencia que detrás de cada copa servida está el trabajo e incluso una parte de la personalidad de infinidad de individuos, desde el agrónomo que analiza el suelo sobre el que se posa la vid, hasta la persona que abre la botella y sirve la copa. 

En mi apreciación es una película que todo aquel entusiasta del vino amará. Yo la amé de principio a fin y lo que más me atrapó fue su impecable fotografía, la cual muestra sitios con gran encanto. Ya lo dicen al principio de la película, el vino es energía y por tanto, su génesis es en sitios de una hermosa energía, los cuales irremediablemente se trasladan a la botella y seducen al consumidor.

¡Salud!