Vino, amor y armonías

Caigo en cuenta que este próximo domingo 14 es el día de los enamorados y pienso que una de las maneras más usuales de agasajar esa expresión de amor es con una cena romántica. 

Si de bebidas se trata, el vino siempre me ha parecido una bebida mucho más cercana, romántica, seductora e incluso íntima que cualquier destilado, pero cuidado con las apariencias, que si de armonías se trata, en este corto trayecto he visto algunas sumamente exquisitas y sexys realizadas con ron e incluso con cocuy y chocolate (ver El chocolate venezolano un tesoro escondido).

Es así que una cena romántica, sea en casa o sea en la calle, tiene en el vino un gran aliado. Sin embargo, habiendo tantas expresiones del vino en el mercado, el tema de las armonías es siempre un quebradero de cabeza para el neófito.

La regla general de vinos blancos con pescados y mariscos y vinos tintos con carnes, es un buen comienzo, sobre todo si la cena es en casa o se está con un sitio que no cuenta con un sommelier, partiendo siempre de la base de que el vino no debe opacar la comida que se está sirviendo.

El orden de cata de los vinos también es una regla de mucha ayuda: espumosos, blancos, rosados, tintos jóvenes, tintos de guarda y vinos licorosos,  y la misma tiene su explicación, se comienza desde los sabores más suaves hasta las expresiones con mayor carga sensorial. Una vez que pruebas vinos de personalidad marcada como por ejemplo un Chateau Kefraya, 2008, se hace difícil hacer la transición hacia un vino joven y más difícil aún hacia un vino blanco o rosado.


Contar con un aliado como el sommelier es una gran ayuda, su función es cuidar de que la cena de los comensales en un restaurant sea una experiencia sensoria, este profesional además debe ser lo suficientemente flexible como para sugerir una armonía que sea económicamente accesible para cada persona que esté en el local, sin desmerecer la calidad.  Así que si se cuenta con este recurso, vale la pena utilizarlo.

Disfrutar entonces de un momento de celebración con el ser amado, es un buen momento para compartir una botella de vino y dejarse llevar por su encanto. 

¡Salud!

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